Conoce a los 5 enemigos del ahorro. Y aprende qué puedes hacer para enfrentarlos, vencerlos y ahorrar parte de tu dinero todos los meses.
Ahorrar es uno de los propósitos financieros con el que las personas más dificultades tienen. ¿Por qué? Algunas personas culpan a los imprevistos, otras a su salario y otras tantas a sus obligaciones. Pero la realidad tiene nombre propio: cuando hablamos de ahorro, tú eres tu propio enemigo.
Todos los enemigos del ahorro comienzan y terminan contigo. Por eso queremos invitarte a que los mires a los ojos. Los enfrentes. Y uses las herramientas que vamos a darte para derrotarlos. Estos son los 5 enemigos del ahorro. Y las soluciones para superar a cada uno de ellos.
1. No tienes una meta de ahorro definida
¿Para qué quieres ahorrar? ¿Cuál es la finalidad de guardar algunos de los pesos que te ganas? Todos sabemos de la importancia del ahorro, pero no todos tenemos claro para qué queremos hacerlo. Tal vez tienes en mente hacer un viaje, comprar una moto, remodelar tu casa o tener capital para un negocio. Pero el ahorro incluso va más allá: te da confianza sobre el futuro, seguridad financiera, el privilegio de tener opciones y la posibilidad de hacer felices a las personas que quieres. No tener una meta de ahorro es como deambular sin un rumbo. Es probable que comiences a hacerlo, pero muy rápidamente te vas a rendir y vas a encontrar que andar a la deriva no tiene demasiado sentido. Define para qué quieres ahorrar. Suena simple, pero no hay nada tan poderoso como tener un propósito.
2. Tus metas de ahorro son demasiado ambiciosas
Pocas cosas te van a desanimar tanto como una meta que no puedes cumplir. Los humanos tenemos una tendencia a sobreestimar nuestras habilidades para lograr lo que pensamos y por eso caemos en la trampa de ponernos objetivos poco realistas. ¿Cómo vas a ahorrar el 10% de tu salario si llevas meses o años fallando en el intento? Nadie dijo que tienes que comenzar con una meta grande. De hecho, lo que debes hacer es comenzar por algo pequeño, construir un hábito y demostrarte que puedes lograrlo. Ponte la meta de ahorrar el 1% o el 5% de tu salario. Al inicio puede parecer poco. Pero $200.000 pesos al mes son $2.400.000 al año. Y cerca de $5.000.000 en dos años.
3. Tienes a la mano el dinero que ahorras
Tener el dinero que ahorras a la mano es una tentación demasiado grande. Hay personas que en lugar de romper su “marranito” lo van desangrando poco a poco por una pequeña abertura cada vez que necesitan completar para algo. Pero eso no es más que una ilusión de ahorro. Como ya lo habrás comprobado, ahorrar es un emprendimiento en el que la motivación puede desgastarse fácilmente y en el que la disciplina es indispensable. Por eso, si de verdad quieres ahorrar, protege ese dinero poniéndolo fuera de tu alcance. Una buena manera de hacerlo es automatizando tu ahorro. Pídele a la compañía en la que trabajas o a tu banco que transfiera un porcentaje de tu salario a un fondo o a una cuenta distinta a la que usas para tus gastos. Y mantente lejos de ella. Si tomaste una decisión, no sabotees aquello que has construido.
4. Tienes gastos innecesarios ¿Cuántas veces has puesto en la balanza una compra? ¿Será que lo compro o no? O mejor aún: ¿cuántas veces te has arrepentido de comprar algo que realmente no necesitabas? Las compras compulsivas y los gastos hormiga hacen un hueco en tu bolsillo y usualmente van en contravía de tus metas de tus metas de ahorro. Una regla simple, pero muy efectiva, es preguntarte si lo que estás a punto de comprar vale la pena o no. Si la respuesta es un sí rotundo, haz la compra. Pero a todo eso que te hace cuestionarte simplemente dile que no.
Al comienzo renunciar a esos pequeños placeres de los gastos hormiga y a los antojos que compras de manera más emocional puede ser retador. Pero hacerlo, además de ayudarte a ahorrar dinero, te va a entrenar para dejar de lado esos dilemas y entender rápidamente si lo que tienes enfrente vale la pena. Si quieres conocer más sobre sobre los gastos hormiga, mira también: Cómo los gastos hormiga afectan sus finanzas y la posibilidad de un préstamo de libre inversión.
5. La gratificación instantánea
Vivimos en un mundo en el que el placer está a la vuelta de la esquina. Y a pesar de que tengas acceso de forma muy rápida y muy sencilla a las cosas que te dan placer, eso no significa que tu debas ir a ese ritmo y caer una y otra vez en las tentaciones que tienes a tu alcance.
Frases como “para eso trabajo” o “me merezco ese gustico” son solo formas de justificar compras que en muchos casos podrías evitar. Y la posibilidad de tener cosas al instante desdibuja tus metas a mediano y largo plazo.
No pierdas de vista tus propósitos. Renunciar a una compra no es más que un pequeño sacrificio. Y las decisiones que tomes hoy, te van a beneficiar mañana, siempre y cuando tengas paciencia y disciplina con tus gastos y con tus metas de ahorro.
Bonus: date una recompensa
Así como haces sacrificios para cumplir con tus metas de ahorro, es indispensable que te premies por tus esfuerzos cada vez que alcances una meta. Por ejemplo, si en el mes lograste cumplir con tu objetivo, sal a cenar a un lugar al que siempre has querido ir o haz un paseo a las afueras de las ciudad.
Regálate una experiencia que te motive a seguir ahorrando. En cualquier caso, ahorrar se trata de restringir algunos gastos y no abusar del dinero que llega a tu manos, pero también es un proceso en el que puedes darte ciertos gustos. La idea, finalmente, es que puedas disfrutar de los frutos de tu esfuerzo en una medida razonable.